NAVIDAD 2021



 La navidad es una de las celebraciones más importantes en todo el mundo. Es un hito importante para nosotros, el final de un año, tiempo de regalos, festejos, reuniones familiares y –para los cristianos practicantes- una emotiva fiesta religiosa.

Aunque la Navidad es actualmente época de regalos, de celebraciones y reuniones familiares, lo cierto es que su origen responde en realidad a otros factores históricos que involucran al poderoso Imperio Romano, a ritos paganos y poco tienen que ver con el hecho histórico que conmemoran: el nacimiento del niño Jesús.

 

Adoración de los Pastores

Mathias Stomer (1635-40)

 

Todos sabemos que el 25 de diciembre se conmemora el nacimiento de Jesús de Nazaret, pero la verdad es que se desconoce la fecha exacta de este hecho histórico. El análisis de ciertos fragmentos de los evangelios, así como de otros documentos de aquella época, han permitido a los historiadores realizar diferentes hipótesis sobre el nacimiento de Jesucristo. Algunos hablan de abril o mayo, mientras que otros concluyen que fue en Septiembre u Octubre.

 

EL ORIGEN PAGANO DE LA NAVIDAD

Aunque normalmente asociamos el origen de la Navidad a los mitos cristianos y al catolicismo, puesto que representa el nacimiento del niño Jesús; en realidad, esto es un error, al menos tal y como tenemos hoy en día aceptada la Navidad.

 

Precisamente, por esta duda entre la Navidad pagana y la Navidad cristiana, hubo un caso en 1990 en el que la junta escolar de Solon (Ohio) decidió eliminar todas la representaciones de la Navidad en cualquier ámbito escolar, puesto que era una práctica en contra del Estado laico de la ciudad, es decir, no respetaba la sepación entre Iglesia y Estado. Igualmente, la junta perdió el caso porque las familias se oposieron a que sus hijos no pudiesen celebrar la Navidad en el colegio, defendiendo que la práctica de la Navidad era un acto secular y formaba parte de todas las culturas del mundo. A pesar de que la junta perdiera el caso, sí lograron eliminar las oraciones y la lectura de la biblia, asociadas a la celebración de la Navidad.

 

LA NAVIDAD Y SATURNO

 

El origen de la Navidad no es para nada cristiano. Como lees en el principio de este artículo, el origen de la Navidad es pagano. La primera vez que podemos oír hablar de las Navidades celebradas el 25 de diciembre (tal y como lo conocemos hoy) surgió casi dos siglos después del nacimiento de cristo por lo que, incluso después del nacimiento del niño Jesús, las Navidades se seguían celebrando en torno a la figura de Saturno que los romanos implantaron.



Los romanos celebraban la Saturnalia romana que no era más que un festival que representaba el solsticio de invierno y honraban al dios Saturno. Durante esta fiesta, los romanos se alborotaban y por ello, los pocos cristianos que existían en aquella época, se oponían a estas celebraciones tan descontroladas. De esta manera se dice que la Navidad surgió para sustitur la celebración de Saturno, rey del Sol, que en inglés es “sun”, por lo que se tomó como el nacimiento del hijo de Dios, que en inglés es “son”.  Más tarde, cuando la religión cristiana se impuso en todo el Imperio Romano, el rey Justiniano declaró la Navidad como unas fiestas cívicas, aunque poco duró esta compostura, pues en la Edad Media las fiestas navideñas se convirtieron en días para beber y estar de juerga de la mañana a la noche.

 

De hecho, si miramos costumbres antiguas, puede parecer muy raro celebrar el nacimiento de alguien ya que en los primeros siglos de Iglesia Cristiana, se solía celebrar la muerte de las personas que eran importantes y no sus nacimientos.

 

También tenemos que observar la siguiente cita para darnos cuenta de que, en realidad, esta festividad no es aceptada en la Biblia.

 

Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mat. 15:9). La Navidad no es un mandamiento de Dios — es una tradición de los hombres. Cristo continuó: “Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. (Marcos 7:9)EL ORIGEN PAGANO DE

La Saturnalia se celebraba cuando el sol estaba más bajo en el cielo y, así, los días se hacían más largos. Eso simbolizaba el crecimiento. Durante esta época se honraba a Saturno, dios del Sol y del fuego. También era relacionado con la agricultura, pues esta necesitaba el sol para poder sembrar y que las cosechas creciesen. El festival de invierno llamaba a este dios del Sol para que volviese y las cosechas siguiesen creciendo.

 

El planeta Saturno también toma el nombre de este Dios, pues sus anillos y el color rojo marcaban esta asociación.

 

En el resto de las civilizaciones y culturas, también existía este dios del fuego y del sol. En Egipto lo llamaban Vulcano, los griegos le llamaban Cronos, los babilonios Tamuz (o Nimrod cuando resucita en su hijo) y Moloc o Baal para los druidas. Para ellos, todos estos dioses eran Nimrod, considerado el padre de los dioses babilonios.

 

Saturno también era considerado un devorador de niños pues, al ser el padre de los dioses, debía tener un caracter intachable. Llevando el nombre de Cronos, cuenta la historia que devoraba a sus hijos según nacían.

 

 

Si te estás preguntando por qué consideraban necesario sacrificar a los niños para adorar a este dios, se debe simplemente a que creían al fuego como algo divino que limpiaba los pecados y defectos que se pasaban de manera de generación en generación, por lo que a los niños debían quemarlos para eliminar estas genéticas.

 

 

SANTA CLAUS

Aunque en la edad moderna nos referimos a Santa Claus por San Nicolás, en una edad anterior, Santa era el nombre del dios Nimrod en Asia menor. Si lo pensamos un poco, veremos que el centro de las Navidades, en todas sus etapas, siempre han sido protagonizadas por los niños. Durante los tiempos romanos, los regalos se daban a niños y pobre; y los druidas sacrificaban a los niños para el dios que adoraban en estas fechas. De esta misma manera, Nimrod o el Santa pasado,  deboraba a los niños y, hoy en día les reparte regalos.

 

Igualmente, también debemos analizar la figura de San Nicolás, que proviene de un personaje llamado “el alegre Nick” o “el viejo Nick”. Si nos centramos en su nombre, Nick proveine de Nikos que significa “constructor y destructor”, mientras que “Laos” significa pueblo. Los nicolaítas (seguidores de San Nicolás) se definen entonces como “el pueblo que sigue al destructor”, que no deja de ser, de nuevo, Nimrod.

 

LOS REGALOS DE NAVIDAD

El origen de esta costumbre de Navidad se remonta a los romanos cuando, en Saturnalia, también intercambiaban regalos unos con otros. Y como ya te suponías, no, esto tampoco es una tradición relacionada con el cristianismo. Obviamente, durante estas fechas, no hacemos ofrendas a Dios, si no que nos las hacemos a nosotros mismos en forma de regalos, olvidando completamente la figura de Cristo. De hecho, según indica la Biblia, el cumpleaños tampoco debería ser celebrado, porque están siendo, del mismo modo, egoístas con Dios que hizo nacer al ser humano.

 

Como indica la biblia, en el momento que los Reyes Magos le ofrecen obsequios al niño Jesús, es lo que en realidad debería ser la Navidad: unas fechas para hacer ofrendas a Cristo.

 

Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?… Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. (Mateo 2:1-11)historia-y-origen-de-la-navidad-regalos-ninos

De esta manera, nos damos cuenta que las costumbres y celebraciones que realizamos en Navidad, no tienen nada que ver con un origen cristiano y, por lo tanto, no es una celebridad cristiana, tal y como sucede con su origen real.

 

EL NACIMIENTO DEL NIÑO JESÚS

Según podemos leer en las escrituras, por las descripciones que nos dan de aquel día, no es posible que Cristo naciera el 25 de diciembre. La razón que se explica es que los judíos enviaban a sus ovejas a los desiertos cerca de la Pascua y estas volvían cuando llegaban las primeras lluvias, que comenzaban durante el otoño. Cuando Jesús nació, las ovejas pastaban al aire libre, por lo que todavía no había llegado octubre, por lo que es difícil encajar al nacimiento de Jesús en el 25 de diciembre y este ha tenido que ser a finales de septiembre o principios de octubre.

 

Las escrituras que explican el nacimiento de Jesús, se recogen en Lucas y así se cuenta:

 

En la misma región había pastores que estaban en el campo, cuidando sus rebaños durante las vigilias de la noche (Lucas 2:8)

Pero, entonces, ¿por qué asociamos el 25 de diciembre a la Navidad?

 

Durante la época de los romanos, la Saturnalia se celebraba y todos se intercambiaban regalos entre ellos. Para esta cultura, el 25 de diciembre se celebraba el nacimiento de Mitra, el dios iraní de la Justicia. También el 1 de enero, celebraban el año nuevo decorando sus casas con luces y dando regalos a pobres y a niños. Para entonces habían adquirido otras costumbres germánicas y celtas como el tronco navideño, los abetos y la comida. Estas costumbres eran también las propias del Festival de Navidad.

 

El 25 de diciembre no fue elegido para la Navidad porque fuese el nacimiento de Cristo, si no que era la mejor formar de sustituir la Saturnalia, una celebración pagana que, cuando el mundo eclesiástico se impuso, debía ser totalmente exterminada.

 

¿POR QUÉ SE CELEBRA EL 25 DE DICIEMBRE?

La explicación más consistente de los historiadores es que el origen de la Navidad estuvo relacionado con una serie de decisiones tomadas por los altos mandos de la iglesia cristiana en los siglos III y IV. Entre ellas, se considera como la más determinante, la moción del Papa Julio I en 350 para establecer la navidad el 25 de diciembre. Esto fue decretado 4 años después por el Papa Liberio.

 

El por qué de la elección de esta fecha se relaciona con la necesidad de la recientemente oficializada religión cristiana de imponerse sobre los tradicionales cultos paganos romanos. En diciembre se celebraba -en el gran espacio ocupado por el Imperio Romano- el culto a Saturno, dios de la agricultura (principal sustento y actividad económica de estos pueblos). Las Saturnales se realizaban del 17 al 23 de diciembre, los días más cortos del año, y luego el 25 de diciembre se consideraba en nacimiento del nuevo sol.

 

La iglesia cristiana eligió entonces el 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesús como estrategia en su proceso de expansión, en el que sistemáticamente buscó absorber y fusionar sus celebraciones con los ritos paganos de los diversos pueblos convertidos.

El ritual de la navidad fue evolucionando con los siglos, lo que festejamos hoy día es muy distante de estas primeras navidades, y responde principalmente a costumbres originarias del siglo XIX y a la influencia de la sociedad de consumo.

 

De todos modos, la verdadera historia del origen de la navidad no debe distanciarnos de nuestras creencias personales y familiares. Puesto que la esencia de estas fiestas trasciende lo histórico, y reside en lo espiritual, y está muy bien que así sea.

Significado de los colores de Navidad



Los clásicos colores de la Navidad, tienen su razón de ser y encierran un profundo significado religioso que es interesante conocer.


La Navidad es una de las fiestas más esperadas a lo largo del año para compartirla con nuestros familiares y seres más queridos. Además de la elaboración del tradicional pesebre en honor al nacimiento de Jesús, para ambientar los hogares, se colocan diversos adornos como el árbol de Navidad y su decoración con esferas, campanas, estrellas, lazos y luces.


En este sentido conviene conocer los colores litúrgicos, para incorporarlos a nuestras decoraciones navideñas y de esta manera, mantener esta hermosa tradición con el uso de tonalidades llenas de significado, que contribuyen a darle un sentido más profundo a nuestras celebraciones.


El color rojo representa el fuego y la sangre, así como al amor divino y la generosidad. El verde simboliza la esperanza, además de la naturaleza y la vida. El blanco evoca la pureza, la alegría, la fe y la iluminación, mientras que la tonalidad dorada indica prosperidad y riqueza.


Si estos colores son apreciados en las esferas, éstas últimas vienen a representar el significado de las oraciones realizadas en tributo al Adviento. La interpretación de las tonalidades, dependiendo a estas últimas, vienen a ser las siguientes: las encontradas en color azul significan el arrepentimiento, las plateadas simbolizan el agradecimiento, el color dorado indica la alabanza y las de color rojo señalan la petición.


Representando las cuatro semanas de Adviento, esta corona de ramas elaborada de pino, además de colocársele cuatro velas, mantiene una simbología aún vigente hoy en día.


Su elaboración con forma de círculo, representa la transición por las cuatro estaciones del año, sus ramas, la persistencia de vivir. Nuevamente, el color verde representado en la corona indica la esperanza.


Las velas colocadas en la corona de Adviento son elaboradas con los siguientes colores litúrgicos: tres son en tono morado, representando a una conversión y se relaciona con el aspecto espiritual, una vela es rosa, que se relaciona a la cercanía de celebrarse la festividad navideña y una quinta vela de color blanco que significa la iluminación de la existencia del hombre.


Con respecto a la incónica imagen de Santa Claus o San Nicolás, podemos ver que ostenta de manera vistosa y evidente los colores de la Navidad.


La imagen del también conocido como Papá Noel, se le conoce actualmente con su clásica apariencia bonachona, alta y rellenita, botas, gorro, cinturón y barba, conservando en su indumentaria, principalmente el color rojo, haciendo juego con el blanco y el verde en total armonía y dando un bonito tributo a los principales colores que representan la Navidad.


En la actualidad, la celebración previa a Navidad maneja colores además de los típicos plenamente conocidos por todos. Ubicadas en la decoración del árbol navideño, en este caso se trata de la presencia de colores como el rosa, el lila y el azul.


Las posibles consecuencias del libre uso de colores en el árbol de Navidad devendrían en una discontinuidad a la clásica festividad que conocemos, aunada al hecho que en tiempos modernos es más palpable la pérdida de valores, por eso es importante conocer el significado real de los colores de la Navidad, ya que nos estimulará para cultivar su uso en estas festividades llenas de sentido religioso.

Otras celebraciones



Del 28 de noviembre al 6 de diciembre de 2021 se festejó el Hanukkah 2021. también conocida como la Fiesta de las Luces o Luminarias, es una festividad judía que conmemora la rededicación del Segundo Templo de Jerusalén y la rebelión de los macabeos contra el Imperio seléucida. Celebrada durante ocho días, la festividad de la Janucá data de la época de la hegemonía helénica en Israel, que comienza con las conquistas de Alejandro Magno el año 332 a. C., Tras su muerte, el vasto imperio quedó en manos de sus generales —que entraron en conflictos bélicos entre sí—, por lo que siglos después los griegos seléucidas pretendieron hacerse con el dominio de la región, como puede leerse en los libros de I y II Macabeos, donde esta festividad conmemora la derrota de los helenos y la recuperación de la independencia judía a manos de los macabeos sobre los griegos de la dinastía de Seleuco,​ y la posterior purificación del Segundo Templo de Jerusalén de los íconos paganos, en el siglo II a. C.


La tradición judía habla de un milagro, en el que pudo encenderse el candelabro del templo durante ocho días consecutivos con una exigua cantidad de aceite, que alcanzaba solo para uno. Esto dio origen a la principal costumbre de la festividad, que es la de encender, de forma progresiva, un candelabro de nueve brazos llamado januquiá (uno por cada uno de los días más un brazo «piloto»).


La festividad se celebra el 25 de Kislev del calendario judío, fecha que cae entre finales de noviembre y principios de diciembre del calendario gregoriano, aunque en 2019 fue a final de diciembre (del día 22 al día 30).

La festividad de Janucá se celebra durante ocho días, del 25 de kislev al 2 de tevet (o el 3 de tevet, cuando kislev cuenta con solo 29 días). Durante esta festividad se prende una januquiá o candelabro de ocho brazos (más uno mayor). En la primera noche únicamente se prende el brazo mayor y una vela, y cada noche se va aumentando una vela, hasta el último día en el que todo el candelabro se enciende completo. Este hecho conmemora el milagro de que el aceite duró ocho días.


La liturgia indica adiciones especiales al servicio diario de oraciones, así como un agregado especial a la bendición después de las comidas.


Según la Halajá (ley judía), Janucá no es una festividad como Shabat, en el sentido de que no existe prohibición de realizar los tipos de tareas prohibidas en Shabat. Quienes observan la festividad trabajan normalmente, y no existe motivo religioso para que las escuelas cierren, aunque en Israel las mismas están cerradas desde el segundo día de la festividad y hasta su finalización.


Es costumbre reunirse con familiares o amigos para el encendido de la januquiá e intercambiar presentes. Es costumbre entre los asquenazí que los niños jueguen con un dreidel o sevivon, el cual es un tipo de perinola. También se acostumbra comer levivot o latkes y sufganiot, tortas de patata y bolitas de masa rellenas de mermelada, y otras preparaciones fritas.

Janukiá pública en Donetsk (Ucrania).

Del 26 de diciembre de 2021 al 6 de enero de 2022 se celebrará Kwanzaa, celebración cultural de los afroamericanos. Kwanzaa, que deriva de la palabra en el idioma suajili que significa “el primer fruto”, es un festival de siete días de duración en honor a la herencia africana en la cultura afroestadounidense. En Estados Unidos Kwanzaa tiene lugar cada año entre el 26 de diciembre y el 1 de enero, y celebra a la familia y la comunidad por medio de la música, la danza, la poesía, relato de cuentos y arte.

Encendido de cada una de las sietes velas en la “kinara”, uno de los rituales más simbólicos de Kwanzaa. (© AP Images)

Maulana Karenga, una activista afroestadounidense de derechos civiles, estableció las festividades de Kwanzaa en 1966 como manera para que los afroestadounidenses se reconectaran con su pasado histórico y cultural con África. “Es importante notar que Kwanzaa es una festividad cultural, no es religiosa”, dice Karenga, y que por ello está abierto a los africanos y a los afroestadounidenses de todos los credos religiosos.


Karenga optó por comunicar las nuevas festividades por medio del lenguaje más ampliamente hablado por los africanos, el suajili. Según Karenga los colores de Kwanzaa son negro, por la gente; rojo, por sus luchas y verde por su futuro y la esperanza que surge de sus dificultades.


Cada noche durante los días de Kwanzaa los celebrantes encienden una de siete velas, en un candelabro especial llamado “kinara”.

Los percusionistas comienzan con sus ritmos al inicio de la celebración de Kwanzaa. (© Kathryn Scott Osler/The Denver Post vía Getty Images)

Los siete días y las siete velas de Kwanzaa representan siete principios arraigados en la tradición africana (en inglés) en torno a los que los celebrantes reflexionan a lo largo de la semana:


Unidad (umoja, en suajili) — Reunirse en familia, en comunidades y en la nación.

Autodeterminación (kujichagulia) — Asegurarse de que las personas se autodefinan y sean responsables por su propia conducta.

Trabajo y responsabilidad colectiva (ujima) — Ayudarse unos a otros y trabajar para construir y mantener comunidades.

Economía cooperativa (ujamaa) — Establecer y apoyar a los negocios que son propiedad de los afroestadounidenses.

Propósito (nia) — Conmemorar las culturas, costumbres e historias africanas y afroestadounidenses.

Creatividad (kuumba) — Usar la imaginación para mejorar y embellecer las comunidades.

Fe (imani) — Creer y apoyar a la familia, a los líderes, a los maestros y los líderes comunitarios.

El Arte, otra forma de sentir la Navidad




El arte nos recuerda que somos humanos y no debemos olvidar la importancia que tiene en nuestras vidas.


El Arte aúna creatividad, inquietud, sentimientos, sensibilidad, interés por la cultura, la historia y la artesanía… emociones propias del ser humano. El arte nos recuerda que somos humanos. He identificado la Navidad con el arte por ese punto en común: La humanización. Vivimos acelerados, a veces sin tiempo ni para apuntar en la agenda. Vivimos rodeados de objetos, a veces sin saber si quiera qué tenemos. Vivimos sin pensar en quienes nos rodean, a veces haciendo daño a aquellos que más queremos.
Sin embargo, de vez en cuando, el milagro sucede. Una obra de arte es capaz de hacernos olvidar el estrés o la fatiga, de animar el alma, de hacerte sonreír cuando lo que anhelabas era llorar. Una obra de arte puede conseguir, incluso, algo muy difícil en los últimos tiempos, que admiremos a alguien. Pero también puede provocar reacciones tan contrarias como la inspiración o el estremecimiento. Una obra de arte, en definitiva, nos recuerda que estamos vivos.



El milagro también sucede en Navidad, cuando celebramos que Jesús vino al mundo para recordarnos que debíamos de amarnos los unos a los otros. Incluso para quienes no profesan religiones cristianas, el espíritu navideño se contagia de alguna manera y hasta quienes odian la Navidad recuerdan ahora que en otro tiempo disfrutaron con ella. Y a todos, esta fecha de luces y familia nos humaniza, igual que el arte.
En un artículo de título homónimo a esta subsección Carla Royo-Villanova, en The Luxonomist -26/12/2017-, narra:
Hace unos días visité el taller de un gran artista, Cristóbal Sanz. Madrid aún no había encendido sus luces navideñas, pero fue cuando relacioné las sensaciones. Absorta miraba sus nuevas obras y, sin darme cuenta, toda la ansiedad que había en mí se esfumó. Sonreí y me animé a imitar a Micky Mouse en sus posturas.
Cristóbal Sanz, Cris Sanz como le gusta que le llamen y como ha bautizado a su web, comenzó en los años 80 con la pintura decorativa tan en boga en aquellos tiempos. Sus obras y proyectos triunfaron en España para dar el salto a Europa y a los EEUU. Los decoradores más importantes contaban con su habilidad para hacer trampantojos y pinturas murales en casas particulares, hoteles o restaurantes. Los caballetes y lienzos llegaron, y con ellos la perfección de un pincel certero. El hiperrealismo había dominado su mente, sus dedos y su tiempo.
En la actualidad a Cris Sanz se le pasan las horas perfeccionando lo perfecto. Ensimismado en su taller de la calle Luchana 34, permite que el transeúnte le observe trabajar desde el otro lado del cristal del escaparate. Si alguien se anima a entrar, lo recibe con una afabilidad que atrapa. Como atrapan sus obras, como atrapan sus temas. Dibuja a plena luz y a puertas abiertas, lo cotidiano le inspira y no pone reparo en dejarse observar.
Su taller es un lugar mágico, abierto a todo el mundo. Un lugar para escapar o quizá debería decir… un lugar para encontrarse. Como me sucedió a mí hace unos días, de pronto te encuentras admirando. Te encuentras también con la boca abierta, te encuentras sonriendo cuando unos minutos antes te peleabas por un taxi. Te encuentras disfrutando del arte y de la capacidad de unos pocos para plasmar aquello que ven, cual si fuera una fotografía.
Las últimas obras de Cris Sanz se centran en cuadros que simulan fondos de madera con placas metálicas y hojas de calendario. Son el regalo perfecto para celebrar un aniversario, nacimiento o hacer un regalo de boda. Son trabajos totalmente personalizados con los detalles que el cliente quiera destacar.
Divertida y colorista es la serie llamada “Publi” con la que simula antiguos carteles y aquellos azulejos de antaño que servían de reclamo a Martini o Michelín. Algunos con motivos Disney para captar la esencia del sueño: Mundo real versus mundo imaginario. O quizá la esencia de nuestra propia vida.
Los fieles seguidores de las aventuras de Tintín anhelarán uno o varios de los cuadros de esta serie especial. Simpáticos y decorativos alegran y no pasan desapercibidos. Como tampoco están pasando desapercibidas las obras que Sanz ha llamado “Esculturas”. Una serie dedicada a esculturas de la época clásica.
Fue el mundo de la decoración el origen de la genialidad de Cris Sanz, un mundo que jamás ha abandonado, pues continúa pintando murales y trampantojos por encargo, pero, además, reinventa mobiliario y adapta viejos muebles a la actualidad. Por su taller desfilan biombos, mesas, sillas que como por arte de magia vuelven con más fuerza reencarnados en otra vida, para ahora sí, ser perfectos. Observad este vídeo ajeno a la Navidad, y después pensad…
Seguramente durante unos segundos hayamos olvidado el estrés, quizá nos hemos acordado de alguien, o nos hemos dado cuenta de que, efectivamente, teníamos esos segundos libres. A lo mejor hemos pensado que era un montaje de fotografías y no la elaboración de un cuadro, o puede que hayamos observado detenidamente cómo la madera revivía poco a poco. Quizá, incluso, hayamos llegado a admirar que alguien sea capaz de dibujar con tanta precisión. Sea lo que fuere, hemos sentido algo. Somos humanos, no lo olvidemos.
Sus pinturas murales adornan casas particulares, hoteles y restaurantes

 

Asimismo la Navidad nos humaniza al representarse mediante dibujo, escultura, cerámica, diseño, pintura, teatro, fotografía, cine, luminarias, adornos, artes aplicadas, artes mixtas... Al final del día todo objeto navideño, por más inocuo que parezca, tiene historia, significado y un sentido más que profundo real. El texto de The Luxonomist es solo una prueba de cómo en la época navideña podemos encontrarnos y reencontrarnos con el Arte, con los artistas, con los creativos, con los creadores, aún a través de la decoración, la publicidad, la ilustración, sin olvidar los belenes o nacimientos -convencionales y vivientes- como nos los legara San Francisco de Asís, nada se puede dar por sentado en la estética que trae consigo la Navidad... ¡Feliz Navidad!



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